domingo, 27 de marzo de 2011

RESPUESTA DESPROPORCIONADA

Así llaman la mayoría de los diarios europeos (con especial énfasis los británicos y españoles) a lo que hace Israel para defenderse, como lo haría otro estado soberano cualquiera.
Muchas veces he tratado de imaginarme cómo podría ser una respuesta "proporcionada" a lo que amenaza la estabilidad de una nación y la seguridad de sus habitantes. Por más que me esfuerzo, solo viene a mi mente una imagen pueril: habitantes de las poblaciones cercanas a Gaza, lanzando un mortero, un cohete kassam o un Grad por cada uno que recibe del otro lado. Hay otro problema. Israel se preocupa por proteger a sus ciudadanos y ha desplegado un sistema de alertas mediante sirenas, se han construído refugios y cuando la situación es más tensa se suspenden las clases. Para lograr toda la proporcionalidad tendríamos que dejar de proteger a nuestra población, dejar que las escuelas sigan abiertas, que los menores jueguen en medio de la calle, desmontar el sistema de alarmas y dejar de construir refugios y los que ya están construídos utilizarlos como depósitos de municiones o como escondite. Tendríamos que efectuar los lanzamientos de nuestros proyectiles desde zonas residenciales. Quisiera que todo terminara ahí, pero no, tendríamos que modificar completamente el programa del Ministerio de Educación y comenzar a enseñar a nuestros infantes las ideas del martirio y mantener a nuestros adolescentes y jóvenes en una erección constante con la idea de las setenta y dos vírgenes desnudas que les esperan en el paraíso. Por supuesto, no olvidar enseñarles que el resto de los humanos que no son judíos serían infieles y que los árabes son monos y cerdos que habría que exterminar. En vez de enviar a nuestros niños a campamentos donde aprendan historia, computación o practiquen juegos y deportes, los enviaríamos a campamentos de entrenamiento donde los enseñaríamos a disparar, a matar, a odiar y como colocarnos cinturones de explosivos.. Aún así, nos quedarían muchas cosas por hacer para llegar a esa "paridad".
¿Será esta acaso la proporcionalidad que nos exigen los tan preocupados europeos?

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