jueves, 27 de enero de 2011

UN PANORAMA MUY PELIGROSO

Cuando terminó la Guerra de los Seis Días en 1967, nuestra confianza alcanzó su cota más alta. Después vino la Guerra de Yom Kipur en 1973 y en la cual a pesar de pagar un precio costoso, pudimos salir airosos.

Hay quienes opinan que lo peor para Israel ha pasado, otros aseguran que no habrá paz jamás y que la amenaza será perenne.

La realidad es que me inclino más por la segunda opinión. Veamos por qué.

Después de la Guerra de Yom Kipur en la cual se demostró una vez más que el Estado Judío no desaparecería por la fuerza, los árabes iniciaron una especie de repliegue. De la confrontación abierta pasaron a la diplomática, la propaganda y el terrorismo, éste último en algunos casos encubierto y en otros no. Se firmó la paz con Egipto, con Jordania y después de unos cuantos años de ocupación se completó la reirada del sur del Líbano.

Solamente demos un rápido vistazo al mapa y nos daremos cuenta de que lejos de mejorar, la situación para Israel y para los judíos en general, se ha vuelto más peligrosa.

En toda esta ecuación político estratégica hay un factor: el fundamentalismo islámico.

En Egipto, tras décadas de un gobierno hereditario (Sadat, Mubarak) la situación es incierta. Existen reclamos populares de cambio de régimen, lo cual es legítimo sino fuese porque no se puede ignorar las intenciones de los Hermanos Musulmanes y su sueño de poder tomar el poder, con lo cual, quedaría anulado el tratado de paz con Israel.

En Siria, la situación no ha cambiado. Sigue siendo la misma dinastía mal llamada socialista, esta vez firmemente apoyada por Irán. Técnicamente, con Siria tenemos solo un acuerdo de armisticio, pero no paz y su ejército sigue preparándose y adquiriendo nueva tecnología militar de los rusos.

El Líbano está muy dividido, pero la facción que goza de más fuerza es Hizbalá, apoyados por Irán y Siria. Hizbalá demostró en el 2006 que puede luchar, golpear, esconderse y hacer daño. Cuentan con armamento convencional, abundante cohetería y al mismo tiempo tácticas de guerra irregular. En estos momentos, acaban prácticamente de hacerse con el poder en el país de los cedros. Cualquier cosa puede pasar.

Irán ha logrado dar un enorme salto y es hoy una potencia desestabilizadora en toda la región y con tentáculos que llegan incluso hasta América del Sur, Africa, el Oriente y a exrepúblicas soviéticas de mayoría musulmana. Están abocados a la construcción de la bomba atómica y dada la pasividad internacional, sobre todo de la Unión Europea y el respaldo que han tenido de Rusia y China, lo lograrán. Una vez que cuenten con un arsenal nuclear, aunque seamínimo, podrán exigir lo que les venga en gana.

Turquía, que llegó a ser nuestro más firme aliado en la región, hoy es más bien lo contrario. Ya no es la Turquía de Ataturk, sino de los islamistas “moderados” que atacan sin disimulo a Israel. El pueblo turco, con excepción de los empresarios que han tenido pérdidas, ya no siente por Israel más que rechazo gracias a la creciente propaganda adversa. Por otra parte, Turquía ha estrechado lazos con Irán.

Jordania, aunque no hostil y con un tratado de paz por medio, no nos adoran ni mucho menos y en su pueblo, que cuenta con un enorme porciento de palestinos existe rechazo y odio hacia Israel.

De los reinos y emiratos de la península arábiga, pues no por mantener una no beligerancia, quiere decir que nos aprecien. Ni siquiera nos reconocen. Nunca se pondrán de parte de Israel.

Por si fuera poco, somos la oveja negra para la Unión Europea y Estados Unidos está moistrando un liderazgo cada vez más débil.

Una vez más, deberemos esforzarnos y resolver en solitario como enfrentar los retos y amenazas.




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