jueves, 9 de septiembre de 2010

ISRAEL Y EL MUNDO EN QUE VIVIMOS

PRIMERA PARTE: LAS GRANDES POTENCIAS
A veces me han llamado pesimista cuando me refiero al mapa político internacional, pero tal como yo veo las cosas se trataría más bien de ser realista y de no cerrar los ojos ante lo evidente. En fin, como dice el refrán, no hay peor ciego que el que no quiere ver y los ciegos son desgraciadamente muchos. Los hay con ceguera casi absoluta, (creo que el señor Moratinos sería un buen ejemplo) que niegan que incluso haya algún peligro y los hay que reconocen el peligro, pero lo ven venir del lado equivocado.
Sólo basta una leve mirada al mapa mundial para empezar a sentir escalofríos y cuando llegamos al mapa del cercano y medio oriente ya es más que preocupante, es de una alarma total.
El mundo efectivamente ya no es el mismo que el de hace 50 años cuando estuvo a punto de producirse un cataclismo nuclear con Estados Unidos, la Unión Soviética y Cuba como protagonistas. Si en aquél momento se llegó a una solución empujada más que todo por la razón, me temo que en los tiempos que corren la razón es algo que se ha mostrado bastante ausente. Ya no se trata de un mundo envuelto en la guerra fría ni del pulso de las dos potencias rivales con mucho que perder cada una. Hoy estamos ante un panorama donde la radicalización de un islam cada vez más agresivo y experimentado ha provocado cientos de focos de incendios y donde muchas posturas de corte nacionalista ensombrecen el espectro político y social alimentados por una crisis que en otros momentos hubiese pasado más desapercibida.

Lo que fuera la Unión Soviética es hoy un oso que se ha recuperado de sus heridas, ha aprendido de sus errores, ha asimilado las tecnologías de los que antes fueran sus enemigos declarados y trabajan en otras nuevas. Mientras tanto, gobiernan en su bosque con métodos mafiosos, comienzan a proyectarse al exterior, sobre todo a sus vecinos, con un voraz apetito imperial y continúan siendo una de las potencias nucleares de primer orden. Siguen llenando sus arcas de dinero vendiéndo armamentos al mejor postor sin mirar en qué se usa, extendiendo influencias y eliminando a sus opositores con cócteles de Polonio, raros venenos o accidentes fatales. En fin, un enemigo tan o más peligroso de lo que fuera.

China ha adquirido una fuerza descomunal, cuenta con un ejército enorme dotado de las más avanzadas técnicas y con su política de apertura comercial y de explotación de su mano de obra barata, ha hecho caer en la red a las grandes empresas manufactureras de todo el mundo poniéndoles en papel de cómplices mientras no han hecho ninguna concesión en cuanto a Derechos Humanos y se niegan tajantemente a escuchar los derechos de quienes han escogido otra sistema político (Taiwán) o a ni siquiera revisar el estatuto del Tíbet, región que invadieran en 1950. No tienen reparos en reprimir sin disimulo a sus opositores y a vender armamento y tecnología a quienes les venga en gana. Al igual que Rusia, cuenta con un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU y ambas torpedean a su antojo los intentos del mundo democrático de llevar a las dictaduras a las reglas del juego de la convivencia internacional.

Estados Unidos parece ser más la sombra de lo que era. El enorme disparate de una invasión en gran parte injustificada contra Irak ha desangrado una buena parte de la economía norteamericana y le ha costado al pueblo alrededor de 4000 militares muertos. En lugar de repetir el éxito de su padre en la primera guerra del Golfo, que se contentó con destruir el excesivo potencial militar iraquí, George Bush junior se lanzó a fondo y de la manera más torpe posible, dejando un país fragmentado, desmantelando su ejército que era uno de los principales factores que mantenían unido al país en calma y obligándose a sí mismo a dejar una fuerza de ocupación que ahora después de tantas pérdidas tendrá que salir por la puerta estrecha en medio del fracaso rotundo, en lugar de haber podido dedicar su tiempo y esfuerzos en Afganistán que se ha convertido en otro atolladero.

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