lunes, 1 de noviembre de 2010

DE NUEVO LOS RUSOS

A estas alturas es difícil extrañarse ante la siempre aparentemente actitud ambivalente del gobierno ruso. Por un lado se declaran pacíficos y mediadores, pero en el fondo, son lo mismo que fueran en la época más tenebrosa de la dictadura comunista: una pandilla ambiciosa, sedienta de poder y usurpadora de los derechos tanto del ciudadano ruso como de naciones que por tener la desgracia de compartir su vecindad o que fueran parte del desaparecido sistema de Repúblicas Socialistas Soviéticas tienen que tragar buches amargos ante las pretensiones hegemónicas de Rusia. Ya no les basta con arrebatar territorio a Georgia por la fuerza o sembrar el caos en Ucrania mediante operaciones encubiertas, chantajes económicos, amenazas más o menos veladas y hasta el envenenamiento de Yúschenko. Necesitan extender sus tentáculos más allá, recuperar la soberbia de lo que fuera el desaparecido régimen soviético y lograr no solo mantenerse como potencia, sino ejercer su influencia y ampliarla lo más posible.
Poniéndonos a tono con la realidad, ¿qué se puede esperar de un país donde el autoritarismo forma parte de la cultura y quien maneja el poder es un experimentado ex agente de alto nivel de la desaparecida KGB?, un país cuya población aplaude a rabiar a un asesino que envenenó a un molesto ex agente con una dosis de veneno radiactivo se trata de una nación cegada por un chauvinismo nacionalista que no nos es desconocido. Es el mismo usado con efectividad casi opiácea por los dictadores a lo largo del planeta.
El caso de Rusia es algo parecido al de China: no aceptan críticas externas o internas, no le hacen la vida fácil a quienes disientan de su línea, amenazan cuando lo creen oportuno o enseñan ¨la cara buena" al ofrecerse como mediadores o como "amantes dela paz". Nada más alejado de la paz que quienes venden toneladas de armamento a naciones que son hostiles a los Estados Unidos o a ejércitos irregulares en el llamado Tercer Mundo que masacran a civiles. Disfrutan de las ganancias mientras le ponen la piedra en el zapato a los que consideran los enemigos de siempre de "La Madre Rusia", es esa la realidad y no otra.
El ejemplo más reciente lo tenemos con el pedido que hiciera Israel a Rusia de no vender el sistema de misiles S-300 a Irán, misiles capaces de alcanzar más de 200 kilómetros y que irían a parar como es lógico, a los arsenales de Hizbalah. Rusia, haciendo gala una vez más de sus malas intenciones, le asegura a Israel y a las Naciones Unidas que no venderá el sistema a Irán pero acaba de cerrar trato con Venezuela para venderles precisamente ese sistema de misiles y no es un secreto que esos misiles finalmente tendrán el mismo destinatario que Israel y los Estados Unidos no querían que tuviesen. Rusia lo calculó todo desde el principio y una vez más hace su jugada en el tablero de un mundo cada vez más inseguro. Salen ganando nuevamente: venden el sistema, se embolsan una buena cantidad de millones y de paso incomodan a los Estados Unidos, dan más fuerza a Chávez, un aprendiz de dictador muy aplicado que les ayudará más adelante a extender por América su área de influencia y finalmente, complacen a Irán y atentan contra la capacidad defensiva de Israel. Al mismo tiempo quedan con la cara limpia.
Y todavía hay quienes no ven en ellos el enemigo que nunca han dejado de ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario